domingo, 23 de marzo de 2008

Última



Buenos Aires, cualquier día, de cualquier año.

A los amores de mi vida:

Que tristes las noches,
Y la espera.
Dueño de mí
Intento ser
Dejando tu decepción
En algún rincón,
Del alma astillada.

Que tristes los días,
Y la espera.
Infinito mal
Que se apodera
De cada hálito
De ilusión verdadera.
Y Espero.

Hubiera sido amor…
Ya no era deseo.
¿Nos hemos desbordado?
Y sólo queda lo extraño
de nuestro mirar.
Que se enajena
Con cada palabra de dolor.

Y no nos separó la muerte
Nos separó la vida
De la cual nos olvidamos
(demasiado a menudo)
Por eso es triste el final
Tal vez.
No debería haber sido.

“Hasta siempre…”
Serán las palabras
Y otro hijo nuestro
no nace de tus entrañas.
Y caigo en tu vacío,
sin merecerlo.
Para aprender de lo conocido;
Una vez más.

PD: Aún así te amo y creo que eso es el amor…
Ahora disfruto de la más elevada de las ambiciones humanas: La libertad.
Hasta siempre, Amor.

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